¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas frutas maduran antes que otras? El motivo se esconde en su naturaleza, ya que no todas lo hacen de la misma forma. En este sentido, encontramos dos grandes grupos de frutas para el consumo humano: climatéricas y no climatéricas.
Las frutas climatéricas son aquellas que siguen madurando y respirando tras su recolección del árbol. Es decir, suelen echarse a perder con mayor facilidad a través de la maduración. Encontramos en este grupo el plátano, la manzana o la pera, entre otras frutas. También el aguacate. El compuesto responsable de la maduración es el etileno, un gas que generan este tipo de frutas y que está implicado en un montón de cambios en los vegetales tras la cosecha.
Por ello, las frutas productoras de etileno son las más problemáticas en cuanto a conservación, ya que pueden deteriorar y disminuir la vida útil de otros alimentos antes de tiempo. Conviene saber diferenciarlas y separarlas adecuadamente para alargar la vida útil de nuestras frutas en casa.
A su vez, encontramos otros grupos de frutas cuya maduración termina tras arrancarlas del árbol: son las frutas no climatéricas. Dentro de este grupo hallamos los cítricos como naranja, limón o mandarinas, así como frutas tipo arándanos, frambuesas, uvas o piña. De esta forma, si almacenamos en casa frutas climatéricas junto a aquellas que no lo son, corremos el riesgo de que maduren antes de tiempo y se echen a perder.
Además, es recomendable que las frutas climatéricas se almacenen fuera del frigorífico en el frutero, ya que el frío intervienen en la actividad normal del etileno y altera el sabor de las frutas. Por ello los tomates y los plátanos pierden sabor si los guardamos en la nevera, al igual que ocurre con peras y manzanas. A pesar de ello, en épocas como el verano es muy complicado seguir esta recomendación, ya que las frutas se echan a perder muy pronto.
En este sentido, podemos seguir un sencillo truco. Cada día dejar fuera del frigorífico, en el frutero, aquellas frutas que vayamos a consumir en el día. Después, si no las tomamos por algún motivo siempre las podemos devolver al frigorífico y jugar con la temperatura para que duren más tiempo. Eso sí, recuerda que hablamos de frutas enteras. Si la fruta está partida o troceada debe ir al frigorífico obligatoriamente ya que puede favorecer el crecimiento de patógenos dentro de la misma.
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