Desayunar es la primera ingesta del día, y como tal siempre ha tenido un gran aura de importancia. Sin embargo, ¿realmente es tan importante desayunar? ¿Pasa algo si nos saltamos el desayuno?
Las últimas evidencias científicas nos han llevado a descartar la idea de que el desayuno es la comida más importante del día: de hecho, ninguna lo es. La hora en que comemos alimentos no importa de forma decisiva, sino que lo verdaderamente crucial es consumir alimentos saludables para así obtener todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita.
De esta forma, el problema del desayuno siempre ha sido la pésima calidad nutricional de los alimentos que hemos tomado. Bollería, cereales azucarados, tostadas de mantequilla y mermelada… En este contexto el desayuno se puede considerar la peor comida del día, ya que es donde se consumen los alimentos de más preocupante calidad.
Por otro lado, el desayuno perfecto no existe. De hecho, como decía, ni siquiera es obligatorio desayunar si no te gusta, siempre que el resto del día aportemos los nutrientes necesarios.
Si nos apetece desayunar y es una ingesta que se adapta bien a nuestro horario, genial. En este sentido, sí que podemos seguir algunas pautas para optimizar el desayuno a nivel nutricional y así obtener todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para arrancar el día con energía:
Incluye una buena fuente de proteína: los frutos secos son uno de los alimentos más saciantes que nos ayudan a proporcionar energía y proteína de alta calidad. También el hummus es buena idea.
No olvides fuentes de carbohidratos integrales: si eres fan de las tostadas mañaneras intenta priorizar versiones con el grano entero. No es obligatorio tomarlas, pero siempre puedes acompañarlas de una buena ración de vegetales como tomate o aguacate (aunque hay muchas más opciones). Además de hidratos, nos aportará más proteínas. También es buena idea la avena.
La hidratación es importante: un vaso de agua a mano nunca viene mal. De esta forma, las infusiones o el café también suman, así como el agua contenida dentro de los alimentos. Aquí, las reinas serían las frutas.
Que no falte fruta: con tanta variedad de fruta existente es imposible que alguna no te guste. Intenta incluir varios tipos de fruta con colores diferentes, así conseguirás obtener un montón de vitaminas diferentes.
Huye de los ultraprocesados: como colofón podemos concluir que todos los productos como bollería, cereales azucarados, panes refinados, zumos y productos similares solamente nos aportan calorías vacías y deberían tener una presencia mínima en nuestra dieta.
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